La alianza Trump-Milei prepara sorpresas...

12/10/2025
La alianza Trump-Milei prepara sorpresas...

El acuerdo con EE. UU. contempla muchas más cosas de las que se conocieron hasta ahora; el entusiasmo de la Casa Rosada por las últimas noticias choca con las intenciones de la oposición dialoguista, que busca limitar la capacidad de acción del Presidente.

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Milei y Trumo en la Asamblea de la ONU

Milei y Trumo en la Asamblea de la ONUCHIP SOMODEVILLA - GETTY IMAGES NORTH AMERICA

 

Luis Caputo estaba en el Departamento del Tesoro en la mañana del jueves envuelto en el hermetismo que caracterizó su visita a Washington.

A tal punto, que resultó elíptico incluso en las respuestas a sus compañeros de Gabinete que lo consultaban desde Buenos Aires. Tenían curiosidad sobre la marcha de la negociación con el gobierno de Donald Trump y la intermediación del FMI para rescatar a la Argentina en medio de la tormenta financiera que se desató tras las elecciones de la provincia de Buenos Aires.

El silencio del ministro de Economía estaba fundamentado. Las cosas que se negociaron en la capital norteamericana son mucho más grandes de lo que se conoce hasta ahora. No solo incluyen la asistencia millonaria al país, sino también los parámetros de la nueva sociedad entre la Argentina y la nación más importante del mundo. Todo eso se dará a conocer para pasado mañana, cuando el presidente Javier Milei se reúna con Trump en la Casa Blanca. Sobrarán los anuncios.

Scott Bessent recibió a Luis Caputo en Washington

Scott Bessent recibió a Luis Caputo en Washington@SecScottBessent.

 

Estados Unidos busca que distintos países reemplacen a China como proveedor propio. Desde la mirada de la Casa Blanca, la Argentina está llamada a ocupar un lugar importante en ese engranaje de reemplazos. Aquí hay mucho de lo que importa allá. Desde uranio subexplotado, que puede ser utilizado como combustible nuclear, hasta algunas de las denominadas tierras raras, soporte geológico de la tecnología de punta. Son las que dispararon la última semana la más reciente saga de disputas entre Trump y Xi Jinping.

Hay un nombre que está circulando para bautizar a la nueva alianza argentino-americana. Hará referencia a un acuerdo denominado Hagamos Argentina y América Grande Otra Vez. Milei lo daría a conocer el martes. Incluirá no solo el acompañamiento financiero, sino también la voluntad política de que las empresas americanas profundicen su presencia en sectores económicos clave. Es algo propio de la diplomacia del Norte, que históricamente ha acompañado las excursiones de su sector privado por el mundo.

El trasfondo de esa puesta en escena también involucró un despliegue masivo de funcionarios argentinos. El secretario de Comercio, Pablo Lavigne, viajó el miércoles por la noche a para sumarse al equipo que discute un nuevo acuerdo arancelario entre ambos países. Es un paso decisivo para la Argentina, que no pudo esquivar los efectos de la política proteccionista de Trump, resultado, a su vez, de complejas negociaciones que lideraron Cancillería (Gerardo Werthein), Desregulación (Federico Sturzenegger) y la cartera de Hacienda, junto a la embajada en EE. UU. (Alec Oxenford). El comunicado oficial comenzó a redactarse a mediados de julio y recién se le puso el punto final a fines de esta semana.

Santiago Caputo hizo pasar a Gustavo Sáenz tras reclamar por la obra pública. Algunos de sus más cercanos hablan con el Presidente para convencerlo de que se acerque a la oposición dialoguista.

Santiago Caputo hizo pasar a Gustavo Sáenz tras reclamar por la obra pública. Algunos de sus más cercanos hablan con el Presidente para convencerlo de que se acerque a la oposición dialoguista.

El Gobierno apuesta a que el paquete de anuncios con Estados Unidos le dé un nuevo impulso a la gestión libertaria, que quedó acorralada por las dudas tras la mala performance oficialista en los últimos comicios y la evidencia de dificultades en el frente económico.

Hay incertidumbre con respecto a lo que pueda pasar el próximo 26 de octubre. La versión más extendida en Casa Rosada, cuyos funcionarios descreen de las encuestas, pero las consultan, sostiene que el resultado será parejo. Eligen ver el lado positivo: junto a los socios del PRO, La Libertad Avanza imagina tener 80 diputados que les permitan defenderse y evitar las “palizas” cotidianas que reciben ahora, según el término que usó una de las principales espadas políticas del Presidente.

Es el otro blindaje. No el financiero, sino el legislativo, que les quita el sueño a los funcionarios. Un ejemplo es el propio jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien reconoció a sus asesores que no estaba seguro de ir pasado mañana al Congreso para asistir a la interpelación que los diputados aprobaron el miércoles por la noche.

A Francos le pesa su compromiso republicano para atender el pedido de los legisladores. De hecho, no se espera que vayan Luis Caputo, Karina Milei y Mario Lugones. Pero Francos duda por un punto: es una interpelación con riesgo de censura. En otros términos, nadie le puede asegurar al jefe de Gabinete que su viaje por el poder legislativo no termine expulsándolo del Gobierno. Cosas como esa no pasarían a partir de diciembre, con la configuración esperada del Congreso.

Quizás por estos temas se lo vio contrariado por la situación de Santiago Caputo, asesor estrella de Milei y compañero del propio Francos en el círculo de confianza presidencial que completa Karina.

El jefe de Gabinete atraviesa un momento excepcionalmente bueno con la hermana del Presidente, pero insiste con que alguien con tanto poder para tomar decisiones dentro del gobierno debe gestionar desde la responsabilidad de un cargo. Será parte de las discusiones que emergerán el lunes 27 de octubre en el triángulo ampliado.

Más allá de la mirada positiva, la Casa Rosada descuenta que el tablero político que surgirá de las elecciones del 26 obligará a Javier Milei a replantear las prácticas que desarrolló en los primeros dos años de gobierno. No hay muchos otros caminos para tejer las alianzas políticas que le reclama el FMI y le sugieren cada vez más colaboradores, incluso si tiene un resultado que se considere bueno. Será el surgimiento de un nuevo Milei, al menos desde el punto de vista del ejercicio del poder.

El presidente Javier Milei en Resistencia, Chaco

El presidente Javier Milei en Resistencia, ChacoJavier Caprarulo

La embrionaria alianza con Mauricio Macri muestra lo que se espera. El expresidente le prometió su ayuda para avanzar desde el día después de la elección en reformas estructurales. En su mira hay tres que representan anhelos históricos: la laboral, la tributaria y la jubilatoria.

El PRO acompañará iniciativas en ese sentido. Los debates surgirán en torno a cómo se hacen y cuánto cederá el Gobierno a cambio, algo que a su vez dependerá de la legitimidad que le dé la elección a la Casa Rosada.

Los gobernadores apuestan al hecho de que el acompañamiento de Macri no le alcanza al Gobierno, no solo para avanzar en cambios para que el país tenga el despegue prometido. Tampoco está claro el futuro de la gobernabilidad en el incierto capítulo posterior a las elecciones. Si el resultado está entre los parámetros que maneja hoy el Gobierno, será necesario contar con el apoyo de las provincias.

Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy), Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Gustavo Valdés (Corrientes) y Claudio Vidal (Santa Cruz) se sienten cada vez más confiados en el proceso de consolidación de Provincias Unidas. Aseguran que más dirigentes se sumarán a la naciente fuerza con posterioridad a los comicios.

Hay motivos para pensar que este grupo puede tener una injerencia mayor en la definición de cuestiones relacionadas con la economía. Ocuparían un lugar comparable a lo que Giovanni Sartori define como un grupo con poder de “chantaje”, concepto teórico que alude a capacidad de presión, no al delito. Se refiere a alguien que logra condicionar las decisiones de un gobierno a partir de su posición estratégica en el sistema político.

Los mandatarios provinciales tienen listos desde hace tiempo sus pedidos a la Casa Rosada, que exceden a los más evidentes, como la financiación de obra pública y la distribución de los denominados ATN. Sus reclamos también incluyen la liberación de fondos provenientes de organismos multilaterales de crédito para financiar a las provincias, la extensión de garantías y la discusión en un clima constructivo más permanente.

Algunos colaboradores cercanos a Milei conversan cada vez que pueden con el Presidente para explicarle el nuevo escenario. Son los mismos que aseguran que habrá más recursos para hacer acuerdos con los gobernadores con los que se puede conversar tras las elecciones.

Hay otro campamento en el que están muy atentos a la marcha de las cosas, porque creen que pueden tener que hacerse cargo en 2027. Es el de Axel Kicillof. De allí surge otra paradoja. Desde su mirada, quien suceda a este gobierno heredará una situación aún peor que la que dejó ese grupo de dirigentes junto a Cristina Kirchner en 2015, cuando asumió Mauricio Macri. Eso se debe a que al deterioro de distintas variables, le agregan la preocupación habitual por la deuda pública.

En el campamento de Kicillof siguen el día a día de la economía argentina con la expectativa de hacerse cargo en 2027

En el campamento de Kicillof siguen el día a día de la economía argentina con la expectativa de hacerse cargo en 2027

Kicillof conversa estos temas con su mesa chica económica, integrada por el ministro del área, Pablo López, Cristian Girard (ARBA), Juan Cuattromo (Banco Provincia), Augusto Costa (Producción) y Carlos Bianco (ministro de Gobierno), donde ven todos los días los números nacionales.

De allí está surgiendo el discurso que se pondrá en marcha en la futura carrera electoral, con cierta distancia del viejo kirchnerismo. Aseguran que les importa el equilibrio fiscal, pero no lo toman como única bandera; rechazan del cepo cambiario estricto, aunque consideran fundamental el control de capitales al igual que rige en Brasil y están convencidos de que habrá que renegociar la deuda.

Un colaborador cercano del gobernador bonaerense lo puso en términos sorprendentes. Si les toca en el futuro ser gobierno, aplicarán el modelo de Trump: producción y trabajo nacional. El líder republicano es una inspiración para la Argentina a izquierda y derecha.

El solo hecho de ensanchar la base política para convivir con un peronismo empoderado enfrentará a Milei a reclamos relacionados con una parte de su plan económico para responder al deslizamiento de las demandas de la sociedad que se registraron este año. El Presidente está al tanto de estas variaciones.

En parte, la Casa Rosada es víctima de una virtud. Heredó de la gestión anterior una inflación anual superior al 200% y, en 22 meses, redujo ese número hasta aproximadamente un 35%. Con la mejora de ese indicador, también cambiaron los reclamos a Milei.

Mientras la lucha contra la suba de precios baja en las prioridades de los argentinos, crece la inquietud por la corrupción, el empleo y el nivel de actividad. Es decir, hay un corrimiento de demandas que muestra lo que el modelo no está solucionando desde la mirada de la población.

Es por eso que la etapa que arrancará el 27 de octubre le representará al oficialismo mayor presión para mostrar una recuperación de la actividad económica. Es un peligro para el plan. Enfocado en la estabilización, soltar las variables que pide una parte de la política -más gasto, menos tasas de interés- podría aumentar la incertidumbre financiera y hacer caer el mayor mérito de la gestión.

La capacidad de sostener los reclamos económicos de los actores políticos dependerá en gran medida de la nueva legitimidad que surja de los comicios. Eso determinará, también, hasta qué punto Javier Milei está obligado a responderse una pregunta antipática. ¿Será el Presidente que haga las reformas que nadie se animó a encarar cediendo algo suyo para alcanzar consensos mayores, o se inclinará por ir por la reelección en 2027?

Algunos actores con los que la Casa Rosada quiere mejorar el diálogo creen que no hay espacio para hacer las dos cosas al mismo tiempo. Tras la algarabía importada que se inoculó en el Gobierno por el acuerdo con EE. UU., los libertarios piensan todo lo contrario.

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