Una bala que perfora la confianza y la autoridad de Milei

19/02/2025

Nadie sabe aún si su capacidad de generar confianza y expectativas en sociedad se verá afectada en el tránsito hacia las elecciones. Probablemente inocua no sea.

 

El escándalo por la criptomoneda $LIBRA puso de relieve aspectos del gobierno de Javier Milei que habían quedado relegados por el sedante que significa para la Argentina la estabilidad macro económica. Más allá de la precariedad que se le pueda adjudicar. La primera cuestión tiene que ver con la personalidad del líder libertario que, vale decirlo, sirvió como activo durante la batalla electoral en comparación con “la casta”. La segunda cuestión apunta al funcionamiento político inorgánico de la administración reflejado en los más de 120 relevos de funcionarios en un año. Esta faceta tendría una derivación: el famoso Triángulo de Hierro, que el Presidente conforma con Karina y Santiago Caputo, sería a esta altura, tal vez, de un material permeable. De otro modo resulta muy difícil explicar el contexto que derivó en la crisis más profunda que conmueve a La Libertad Avanza desde que llegó al poder.

Milei desnudó frente al conflicto las limitaciones políticas que serían proporcionales al desprecio que dispensa a aquella actividad. Falló en el timming para hacer frente al conflicto. Cuando lo hizo exhibió una llamativa debilidad argumental. Pasó 72 horas en silencio y refugiado. Ni bien resolvió dar explicaciones en un reportaje que fue editado encadenó una suma de inexactitudes.

Primero cabe recordar algo. No es la primera vez que Milei se zambulle apostando en el opaco mundo de las criptomonedas. En 2021, como diputado, promocionó junto a deportistas y actores el sitio CoinX y Qpons que concluyó en una estafa. El Presidente se ocupó de explicar ahora que sólo atinó a ayudar con la difusión de $LIBRA. Nunca con su promoción. Lo hizo con un tuit fijo que estuvo cinco horas dando vueltas mientras la criptomoneda alcanzaba una cima y luego se desplomaba.

En el reportaje defensivo -se notó hasta en su lenguaje corporal, algo apichonado- trasuntó las dificultades para distinguir las responsabilidades presidenciales de las de ciudadano común. Tanto fue así que el periodista Jonathan Viale se lo remarcó varias veces antes de la intromisión en la charla del joven Santiago Caputo. Milei estaba hablando sobre el manejo del escándalo que había cedido a Mariano Cúneo Libarona. ¿Qué razones tendría el ministro de Justicia para involucrarse si el Presidente aseguró que la difusión de $LIBRA lo había hecho a título personal y desde el tuit personal? . Raro.

Otra contradicción afloró cuando Milei pretendió darle una pátina patriótica a su paso en falso. Sostuvo que aquella difusión de $LIBRA obedecería a su entusiasmo por promover constantemente inversiones en nuestro país. Sin embargo, al notar que sus argumentos sonaban insuficientes viró hacia una explicación mucho menos glamorosa. “¿Si vas al casino y perdés plata, cual es el reclamo?, interrogó. Un salto desde el supuesto desarrollo productivo a la timba.

Una nueva fragilidad de su libreto resultó la admisión de haberse sentido sorprendido. “Recibí un cachetazo”, comentó. Tal sinceramiento posee dobleces. Milei conocía a los principales protagonistas de este escándalo. Los había recibido varias veces el año pasado en Olivos y la Casa Rosada. Se trata de Julián Peh, de Singapur, desarrollador de la criptomoneda que terminó colapsando. Hayden Davis, fundador de la empresa que impulsó $LIBRA. Poseedor de informaciones sorprendentes: los pasos que seguiría Milei y el anticipo, antes que la mayoría lo supiera, del reportaje televisivo que ofreció el León Libertario. El tercero de la nómina es Mauricio Novelli, un empresario ligado al universo tecno, para quien Milei, en otros tiempos, había trabajado.

El problema no sería sólo aquella presunta “cama que le hicieron”, tesis que esgrimió el portavoz Manuel Adorni y fue repetida por varias voces de los principales aliados. Milei, que acaba de calificar de “impresentable” a Domingo Cavallo, que define como “econochantas” a todos los expertos que disienten con su rumbo, autor a juicio propio del mayor ajuste de la humanidad y auto consagrado ya como el mejor gobernante de la historia nacional, parecería haber caído en la trampa de un racimo de perejiles. El contraste resultaría colosal.

Milei confesó que en su sitial supremo del poder podría estar un poco desprotegido. “Necesito levantar algunas murallas”, declaró. Aceptación implícita de que el Triángulo de Hierro no funciona como se suponía. Impensado que vaya a cargar alguna responsabilidad por lo sucedido en Karina, le hermanísima, o en Caputo juniors. Aunque todas las cosas, las de gestión, las personales y las de carácter político se cocinan en ese núcleo íntimo. ¿Estará dispuesto a reforzar la plataforma que, casi en soledad, representa Guillermo Francos, el jefe de Gabinete?. Habrá que aguardar los días que vendrán. Condicionado por el señalamiento duro que, en ese aspecto, le hizo Mauricio Macri.

La impericia oficial desató otro fenómeno. La oposición desorientada fue prácticamente invitada a participar en el teatro del escándalo. Se activaron más de un centenar de denuncias judiciales. Las principales, aquellas que recibieron en Washington el FBI y el Departamento de Justicia. Se empezó a menear la fantasía del juicio político con una dosis de fortuna para el mandatario: los promotores han sido Cristina Fernández, condenada en doble instancia, y el kirchnerismo. Podría tener más asidero la idea de formar una Comisión Investigadora en el Congreso. Más allá de los resultados que vaya a tener, garantizaría una cosa: el derrape presidencial con la criptomoneda promete formar parte de la agenda en un año electoral importante para el Gobierno.

Otras dificultades están a la vuelta de la esquina. Mañana está prevista una sesión del Senado para consagrar la suspensión de las PASO, con media sanción de Diputados. El viernes se consideraría el pliego de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema. Las deliberaciones no podrán ser conducidas por Victoria Villarruel. La vicepresidenta estará a cargo del Poder Ejecutivo por el nuevo viaje de Milei a Estados Unidos para participar de otra cumbre conservadora y entrevistarse con la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) Kristalina Georgieva. La conducción deberá estar a cargo del presidente provisional, el puntano Bartolomé Abdala. ¿Alguien duda que, al margen del temario estipulado, no irrumpirá una ardorosa discusión por llamado criptogate? .

Hace menos de una semana Milei jamás imaginó tener por delante un panorama como el que enfrenta en este tiempo. Venía navegando con comodidad en la baja de la inflación, la pericia para obtener las leyes deseadas en el Congreso y un previsible descenso de la pobreza que se conocerá en las semanas venideras. Ahora debe dar explicaciones sobre su presunta ingenuidad o la participación en extrañas maniobras financieras.

Nadie sabe aún si su capacidad de generar confianza y expectativas en sociedad se verá afectada en el tránsito hacia las elecciones. Probablemente inocua no sea. También habría que auscultar la onda expansiva en el exterior. El Presidente se considera uno de los dos líderes más importantes y con mayor autoridad de la nueva derecha, después de Donald Trump. Habrá que convenir que su traspié con la criptomoneda ocupó el interés en todo el universo. No sucedía desde que ganó las elecciones y asumió. Sin excepciones, antes que con un error se tendió a vincularlo con una posible estafa.

Se puede convenir que, en medio del conflicto, el Gobierno logró evitar la posibilidad de un desbande interno. El desconcierto inicial y la ausencia de una defensa solvente permiten afirmar que, en cambio, la primera bala parece haber perforado el cuerpo libertario.

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